MONÓLOGO EN DOMEÑO

El 26 de noviembre me tocó ir a un pueblo muy peculiar, Domeño.

El sábado 26 de septiembre, me tocó ir a hacer el monólogo a un pueblo con una historia muy peculiar, Domeño.
Y es que Domeño es tan particular porque el pueblo entero fue trasladado en 1979 debido a la construcción del Embalse de Loriguilla. Imagínate que un día te dicen que tu pueblo y tu casa se van a trasladar a varios kilómetros de la localización actual. Imagínate que te dijeran, mira vamos a construir un pueblo nuevo con casas nuevas porque ya no vais a poder vivir en vuestro pueblo.

Así que el Domeño viejo quedó como pueblo fantasma donde iba mogollón de gente a hacer ritos extraños e incluso iba gente porque decía que se producían hechos paranormales.  Me ha contado gente que fue al Domeño viejo, una vez fue abandonado, que se podían ver en el cementerio los cuerpos fueras de sus tumbas. El caso es que muchas casas, la iglesia e incluso el cementerio fueron profanados por gente que iba allí a hacer sus ritos.

El Domeño nuevo, que es donde hice el monólogo, es un pueblo totalmente nuevo, imaginaos que tuvieron que construir un pueblo de la nada para poder alojar a los vecinos del antiguo. La iglesia y todas y cada una de las casas tienen apenas 30 años. Imaginaos un pueblo sin ni una sola casa vieja. Si vais, veréis, el pueblo parece el del Show de Truman.

El monólogo fue en el local social de Domeño, después de varios bingos y antes de de la disco móvil, me tocó hacer el monólogo. Una cosa que me llamó la atención fue que al acabar el monólogo la gente mayor colocó las sillas en círculo para ver cómo bailaban los jóvenes del pueblo. 

En el monólogo habría unas 300 personas, más o menos la mitad del pueblo porque hoy en día en Domeño son unos 800 habitantes. Cuando fueron trasladado del Domeño viejo eran apenas unos 60. No todos quisieron ir al nuevo Domeño.

Pues esto es todo sobre mi monólogo en Domeño, un pueblo con una historia muy particular.